jueves, 2 de diciembre de 2010

CUENTO: EL VERDADERO AMOR.

Esta era un oreja de jóvenes muy apuestos estaban muy enamorados y se iban a casar, habían hecho ya sus planes para su boda e incluso empezaron a conversar el cómo se llegarían a ver en un futuro al ser padres y esto los ponía muy felices pues soñaban con tener una maravillosa familia y vivir muy felices toda la vida. Pero nunca llegaron a imaginarse que una tragedia estaba a punto de pasar.
Unos meses antes de la boda, ella tuvo un accidente y quedo con el rosto quemado, muy desfigurado. En ese momento él no se encontraba a su lado pues había salido a trabajar al extranjero para contar reunir los recursos necesarios para la boda que ya habían planeado. Ella pasó varios días en el hospital pues sus heridas eran las peores que pudiesen imaginarse, mientras tanto él trataba de comunicarse con ella pero no lograba entender por qué no le contestaba ni el teléfono ni las cartas, hasta que un día recibió una carta de su futura esposa que decía:
No puedo casarme contigo amor mío, he sufrido un accidente terrible que ha cambiado mi vida por completo pues quede marcada y fea para siempre, búscate a otra joven hermosa como tú lo mereces: yo no soy digna de ti.
Esta carta puso muy triste al joven, pero no le importó que su amada hubiese quedado desfigurada ya que la amaba no solo por su físico si no por sus sentimientos así que decidió responderle esa carta.
A los pocos días, la muchacha recibió la siguiente carta de su novio que decía:
El verdadero indigno soy yo, siento mucho tener que comunicarte que he enfermado de los ojos y el médico me dijo que estoy perdiendo aceleradamente la visión, e irremediablemente voy a quedar ciego.
Si aun así estas dispuesta a aceptarme, yo sigo ardientemente deseando casarme contigo.
La joven acepto a su novio aun con su ceguera pues al igual que èl ella lo amaba profundamente, así que regreso él regreso y se casaron inmediatamente.
Cuando se casaron el novio estaba completamente ciego.
Vivieron 20 años de amor, felicidad y comprensión. Ella fue su lazarillo, se convirtió en sus ojos, en su luz, le dio su amor incondicional.
El amor les fue guiando por ese túnel de tinieblas y de tanto dolor, un dia ella enfermo y cuando agonizaba, sentía dejarlo solo en interminables noches de tinieblas pues le preocupaba el cómo su novio lograría sobrevivir con terrible enfermedad.
Murió entonces… y el abrió sus ojos. ¡No estaba ciego!
Dijo ante el desconcierto de todos:
Fingí serlo para que mi mujer no se afligiera al pensar que podía verla con el rostro desfigurado; ahora mi amor descansa en ella y me siento contento de haberla hecho feliz hasta el día de su muerte.
Nosotros debemos buscar a nuestro verdadero amor, no con los ojos físicos….
Si no con los del alma, pues a veces no importa el físico sino lo que se lleva dentro del corazón.





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